Una vez...
Una vez tuve un caballo del color de la turba... Una vez tuve una esposa de ojos verdes... Una vez viví en el
tuath la mitad del año, durante las largas noches de invierno... Una vez cabalgué por las colinas, bajo nubes de tormenta y la fértil lluvia... Hubo un tiempo en el que pasaba el verano cazando y luchando...
Largos eran los días de campaña y sin tregua fue la lucha, protegiendo la tierra con mi sangre... Solitarias eran las noches de guardia, pero alegres las que pasé bebiendo con mis hermanos, a la luz de las hogueras, recordando con tristeza el hogar y sabiendo que nuestro sacrifico protegía nuestras familias.
Recuerdo cuando empezamos a caer... primero a manos de las gentes del norte, después a manos de aquellos que vinieron del sur con su nuevo dios... Les dije que no se fiaran de ellos, les dije que los expulsaran de Irlanda, pero no me escucharon.... ¡¡¡Fianna, no les creáis!!!, grité...
Pero mis hermanos confiaron en ellos, en sus dulces palabras... y fuimos cayendo uno tras otro...
Nos arrebataron a nuestros Dioses, nos arrebataron nuestra vida, despreciaron nuestras costumbres y tradiciones, decían que eran impuras y pecaminosas... nos arrebataron nuestra tierra, nos dejaron sin memoria...
Ya nadie queda para recordarnos, pero un
fénnid no se rinde. Buscamos nuestras espadas en la oscuridad... debemos encontrarlas para no desaparecer en el olvido, para que lo que fue vuelva a ser.
Aonaid fáinne... el anillo esta cerrado... sólo nos queda la esperanza...