Uno de los reyes de Pérgamo que venció a aquellos celtas antes de asentarse en Capadocia, Atalo I de Pérgamo, encargó una escultura, probablemente de bronce, para conmemorar la victoria, aunque al mismo tiempo sirve de homenaje al valor del adversario.
La estatua representa a un celta mortalmente herido, desnudo y sentado sobre su escudo, con el pelo encrespado, un bigote a estilo galo y un torque en el cuello. Esta imagen está en consonancia con muchas de las crónicas que se escribieron sobre los celtas: el torque que distinguía a los miembros de la nobleza, el pelo encalado para aparentar más fiereza o la desnudez en el campo de batalla mencionada por distintos historiadores o cronistas griegos y romanos, como los gestates citados por Julio César. También el detalle de estar sobre el escudo: cuando estaban a punto de morir en una batalla fuera de su patria, se acurrucaban sobre su escudo para no morir en tierra extraña; a algunos personajes importantes los llegaron a devolver a su tribu sobre su escudo tras haber caído en otro país.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Los gálatas
Los gálatas fueron los celtas provenientes de la Galia que en el siglo III aC emigraron hacia oriente; tras pasar por Grecia y ser repelidos por los reyes de Pérgamo Eumenes I y Atalo I, acabaron asentándose en Asia Menor; en la zona de Capadocia (a la que llamaron Galacia), establecieron su capital, Ancyra (actual Ankara). Su nuevo patronímico, gálatas, pasó a la posteridad gracias al Nuevo Testamento, donde está la epístola que San Pablo les dirigió.
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