Breve Historia De Los Celtas, de Manuel Velasco, narra la historia de un pueblo convertido en leyenda, célebre por su lucha constante contra los romanos o por su espiritualidad ligada a la más indómita naturaleza, su cultura sobrevivió a sus gentes y ha llegado hasta la actualidad. Aunque sus trazos se difuminen con el paso del tiempo, los nombres de tres de sus más grandes héroes han quedado grabados en el imaginario popular: Viriato, Vercingetórix y Boudicca.
Año 133 a.C. Numancia estaba sitiada por el ejército de Escipión Emiliano. Los celtiberos numantinos aguantaban a duras penas luchando con dos enemigos temibles: los romanos y el hambre. Poco a poco se dieron cuenta de que no conseguirían alejar al invasor. Numancia era la bestia negra de Roma y conquistarla era su mayor obsesión. Con la caída de la ciudad, Hispania al completo estaría bajo su yugo. Los numantinos prefirieron suicidarse y quemar sus hogares antes que entregar la ciudad y su libertad a los romanos. He aquí el mayor ejemplo de dignidad de un pueblo considerado, injustamente, bárbaro.
Breve Historia De Los Celtas además de hacerse eco de la casta celta o de su dominio en Europa hasta la aparición de los romanos, revela sus costumbres más desconocidas, sus dioses, sus héroes, sus leyendas, su espíritu… Y lo hace de la mano de tres de sus más celebérrimos héroes: Viriato, el guerrero lusitano al que sólo se pudo reducir mientras dormía; Vercengetórix el galo que puso en jaque a todo un imperio; y Boudicca, la reina que dirigió la resistencia contra los romanos en Inglaterra.
Cuando oímos la palabra druida, un nombre se nos viene a la cabeza: Panoramix, el excéntrico personaje creador de la poción secreta que daba fuerza a los galos en el cómic Axterix Y Obelix. Pero en la realidad, los druidas no eran ancianos dementes; fueron considerados por los celtas y los romanos como hechiceros misteriosos, sanadores, magos, sabios… Son muchas las características que se les han atribuido. Su hogar era el bosque y no conocían los límites tribales. Poseían el derecho a entrar en cualquier territorio sin miedo a ser atacados y no tenían la obligación de postrarse ante ningún rey.
Su legado se transmitía de forma oral, y quién sabe si alguno de los remedios naturales que aún perduran, tuvieron su origen en la marmita de estos venerables ancianos …
Muchos druidas acabaron convertidos a la religión cristiana aportando su particular visión espiritual. Finalmente, el cristianismo celta fue barrido por la visión única que llegaba desde Roma.
Actualmente, se siente la cultura celta en diversos lugares de las islas británicas o el norte de España. Aún se consumen las queimadas en Galicia, la mitología asturiana se manifiesta en Trasgus (duendes) y Xianas (hadas); pero por encima de todo hay un rasgo que une a todas estas comunidades: la música celta soplando a través de las gaitas.
Seguramente muchos de los ritmos de Carlos Núñez no se parezcan a los de los primeros celtas, pero en nuestro cuerpo queda esa sensación inexplicable de estar ante una música cultivada en tiempos remotos. Melodías que evocan paisajes de ensueño, verdes praderas y sinuosas montañas. El alma de un pueblo extinto, lleno de símbolos y significados, cuya huella no se ha borrado del todo. Sin duda, Breve Historia De Los Celtas rinde a los celtas el homenaje que merecen.
Fuente: Ángela Núñez / Comentarios de Libros